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Gemma.

viernes, 21 de enero de 2011

CONSTRUCCIONES ASOMBROSAS

The Ice Hotel (Jukkasjarvi, Sweden)





Habitat 67 (Montreal, Canada)





Ripley's Building (Ontario, Canada)



Hang Nga Guesthouse a.k.a Crazy House (Dalat, Vietnam)




Vals, Suiza.



Cesta de la Construcción (Ohio, Estados Unidos)



Ripley´s Believe It or Not! (Niagara Falls, Ontario, Canadá)



Edificio Extraño (Japón)



Ferdinand Cheval Palace alias Ideal Palace (Francia)



Loco Hotel (Espíritu, Bratislava)



"Casa Piedra" GUIMARAES (Portugal). Una increíble casa dentro de una gran piedra en Fafe, Guimarães.




Alacena de Mamita (Mammy's Cupboard) Restaurante construido en 1940.



Casa Al revés (Szymbark, Polonia)



Casas cúbicas (Rotterdam, Países Bajos)



Biblioteca Pública de Kansas City (Missouri, Estados Unidos)



Wonderworks (Pigeon Forge, Tennessee, Estados Unidos)



The Ufo House (Sanjhih, Taiwan)




Conch Shell House (Isla Mujeres, Mexico)





Eliphante (Cornville, Arizona)






Waldspirale. Bosque Espiral - Edificio Hundertwasser (Darmstadt, Alemania)





The Urban Cactus (Rotterdam, Netherlands)




The Mushroom House—aka Tree House—(Cincinnati, Ohio)



The Sheep Building & Sheepdog Building (Waikato, New Zealand)




Ronchamp. Notre Dame du Haut.




Casas Burbuja. Francia.




Dietikon, Suiza.



Casas de Arena. Desierto de Mohave, Los Ángeles.




¿Os gustó alguna? Pues nada, manos a la obra y a construir.

Gemma

lunes, 17 de enero de 2011

LOS VERDES ECOLOGISTAS

Hoy me levanté algo nostálgica, anduve revolviendo por papeles antiguos que gracias a mi hermana se salvaron de morir en algún basurero municipal. Retorné con ellos a una adolescencia rebelde, ya algo olvidada y distante. Hacía tiempo que no hurgaba en el pasado, no suelo hacerlo pues prefiero mirar el presente y dejar lo que fue donde le corresponde. En fin, me hizo ilusión encontrarme con aquella Gemma que ya a los 15 años comenzaba a experimentar las injusticias de la sociedad y quería buscar soluciones, sin pensar en las consecuencias.
Mis primeros pinitos en meter las narices allí donde creía que algo no funcionaba fue en el instituto, corría el año 1985, nos dimos a conocer por ser los primeros estudiantes que hacían una manifestación pacífica delante del ministerio de educación, todos mudos dimos vueltas y vueltas hasta que pudimos hablar, no con el ministro pero si con alguien que no fueran los policías que nos rodeaban con sus furgones y su enorme despliegue. De ahí pasamos a hacer sentadas, cortando carreteras, que a mas de uno nos costó buenos arañazos, al ser obligados forzosamente a despejar dicho asfalto a rastras. Un buen día llegó la noticia de que habíamos conseguido lo que tanto reivindicábamos, triunfamos, nos mandaban dinero y material para poder estudiar decentemente en aquel instituto que fue pionero en un levantamiento estudiantil de Madrid.

Al poco, entré a formar parte de un pequeño partido de mi barrio, Los Verdes Ecologistas, donde comencé ha escribir de vez en cuando algún que otro pequeño artículo en su revista.

Callejeábamos intentando concienciar a la gente de a pie de lo mal que se veía la situación, apenas se oía hablar de la capa de ozono, o del efecto invernadero o el inminente cambio climático. Recogíamos firmas para que los transportes peligrosos no cruzaran las poblaciones, o hacíamos marchas como la de la famosa OTAN, aún recuerdo lo afónica que me quedé tras aquello, en dirección a Torrejón de Ardoz gritando ¡OTAN NO, BASES FUERA! Buena se formó, no he corrido más en mi vida.
Uno de los acontecimientos más bonitos y que recuerdo con mucho cariño fue el primer congreso internacional que hubo en Florencia en el año 1989 donde nos juntamos los Verdes y los Humanistas, llenando sus calles de miles de compañeros llegados de todos los rincones.

No sé cuando acabó todo aquello, quizás cuando uno comienza a quedarse sin minutos en el día, el trabajo, los estudios y los planes de futuro dejaron que todo quedara ahí, en una entrañable experiencia, que me hace no por menos sonreír cada vez que vuelvo a ver el dibujo de un girasol, y recuerdo las horas echadas por unos jóvenes soñadores, que dedicaron su tiempo a intentar abrir los ojos de la gente, porque creíamos en lo hacíamos y porque ahora aquello que sonaba a locura, va cogiendo cada día más forma, la capa de ozono, el cambio climático, el efecto invernadero… muchos hoy, nos recordarán, como yo recuerdo con mucho cariño a mis queridos Verdes Ecologistas ya desaparecidos.

LOS VERDES ECOLOGISTAS

Gemma.